Se trata de una sesión fotográfica que realizamos días después de la Boda. Las postbodas nos proporcionan una comodidad que difícilmente se alcanza el día de la boda. No tenemos prisas, no hay nervios, ni invitados pendientes de de que aparezcan los novios; y además podemos desplazarnos a las localizaciones que queramos.
Es importante matizar que no pretendemos fingir ni simular que las fotos se hicieron el día de la boda. El verdadero propósito es obtener una colección de fotografías lo más artísticas posibles.
La duración oscila entre las dos-tres horas habitualmente pero puede extenderse más, sobre todo cuando vamos a lugares realmente mágicos. Lo importante es sacar provecho de la sesión y volvernos con un excelente material.
La luz es el ingrediente que aporta verdadera magia a las fotos y es por ello que solemos programarlas para aprovechar el atardecer puesto que la luz es más cálida, suave y oblicua.